Gonzo conoce en Irún a varias voluntarias de la red Irungo Harrera Sarea. Acompaña a una de ellas a recibir a un grupo de migrantes que llegan de noche a la ciudad en uno de los autobuses que vienen de distintas ciudades de la península. La voluntaria informa de los lugares en los que pueden pasar la noche y, mientras los acompaña en su propio coche, les da pistas sobre los pasos a seguir el día siguiente. Para ella, ayudar a los migrantes “es una forma de resistencia” y cree que “si vemos a los migrantes como un problema, el problema lo tenemos nosotros”. En la plaza principal de Irún y ya en pleno día, Gonzo acompaña a otro grupo de voluntarias que informa a los migrantes de los puntos por los que pueden cruzar la frontera y los problemas a los que pueden enfrentarse, como las devoluciones en caliente. Allí Gonzo habla con algunos migrantes que ya han intentado, hasta ahora sin suerte, pasar la frontera. Lo volverán a intentar hasta que lo consigan.