En una de sus primeras obras, Landrián presenta una serie de momentos de la vida cotidiana en un barrio de La Habana (La Habana Vieja) y realiza un extraordinario retrato de Cuba, su mezcla de razas, santería, generaciones, el desmoronamiento de las clases sociales junto al nuevo socialismo. Se dice que Fidel Castro calificó la película de "afrancesada".