En su tercera película, el director Jang Kun-jae cuenta dos historias que son las mismas: una retratada a través del prisma de la realidad y la otra, a través de la fantasía. En la primera, un director de cine recorre una remota área de Japón en busca de locaciones para su próxima película, acompañado por una mujer que le sirve de guía. En la segunda, esos lugares y decorados sirven de fondo para contar una historia de amor o, al menos, su comienzo.