Sin movimiento de cámara, muestra un único plano de una habitación en la que hay un escritorio con una vela, al fondo una cama y sobre ella una ventana que da aún más oscuridad al conjunto. Se oye la voz en off de Fernando Fernán-Gómez mientras reflexiona, sentado, acostado, sobre el vacío y la imposibilidad real de tener compañía.