La vida de Claire como enfermera en un hospital ajetreado se complica por un supervisor que tiene la intención de hacerla miserable con tareas tediosas y extra. El único alivio de Claire son los pacientes que trata, e incluso eso no siempre es un picnic. En una rara noche libre, asiste a un espectáculo de baile y queda atrapada en un ascensor con un hombre encantador. Hay una conexión instantánea entre ellos, pero cuando son "rescatados" del ascensor, se separan antes de que puedan intercambiar nombres y números.