Don Rodrigo es un hombre de edad madura y de clase media acomodada que tiene una pequeña industria. Los productos que fabrica son los mismos que hace años, porque considera que cualquier innovación atenta contra la tradición. No transige cuando cree que tiene razón y pone todo su empeño en conseguir lo que se propone. Así, por ejemplo, no duda en demandar a un banco por una cantidad que resulta irrisoria o puede ocasionar un embotellamiento de tráfico por discutir con un guardia acerca de si la multa que le ha puesto es o no correcta.